El Turismo Comunitario

El turismo comunitario se asoma como una alternativa para salvar las disparidades sociales y económicos que adolecen las comunidades rurales, además de una vía que pueden utilizar las comunidades que buscan generar otros ingresos dentro de sus actividades económicas cotidianas, utilizando los recursos culturales, naturales y locales en una región en particular.

 

El turismo comunitario permite a los habitantes de la región dada convertirse en guías turísticos y prestar servicios a los visitantes que reciben. Ofrece al propio tiempo a las comunidades la oportunidad de jugar un papel en la generación del movimiento de los elementos de producción e intercambio de bienes y servicios en la zona en cuestión[1]. Hoy en día, el turismo comunitario sigue en constante evolución, no solo en el Gran Caribe, sino también en África, Asia y América Latina, generando una participación más activa del turista dentro de los hábitos y costumbres de un grupo social o localidad en particular.

 

Algunas comunidades locales en las islas del Caribe han sido capaces de identificar oportunidades dentro de la esfera turística y están participando en la industria, una vez que aquellas actividades en las que las comunidades logran involucrarse en el diseño e instrumentación del turismo, facilitan la participación de dicha comunidad para contribuir al crecimiento económico[2].

 

Se impone fortalecer las capacidades de las instituciones del Gran Caribe para apoyar el desarrollo del turismo comunitario, a través de proyectos y programas especiales en los que los proveedores de servicios en el sector privado del turismo hagan hincapié en la importancia de la participación de los representantes de la comunidad, las agencias gubernamentales y las organizaciones no gubernamentales, así como las asociaciones.

 

Debe quedar claro además que el turismo comunitario encierra un enfoque más participativo con respecto a la actividad turística y tiene la capacidad de convertirse en un producto turístico viable. Pero para que este potencial se pueda hacer realidad, debe existir una estrecha relación entre los planes del sector público y del sector privado, unido a las aspiraciones de las comunidades en materia de desarrollo del turismo en la región.

 

Los beneficios para las comunidades que participan en el desarrollo del turismo son varios, como la reducción de la pobreza y la generación de fuentes de empleo. A ello se suma que este enfoque descentraliza la industria del turismo mediante la transferencia de la toma de decisiones a las comunidades, contribuyendo así al desarrollo de productos turísticos regionales, además de conducir al fortalecimiento de las comunidades locales, al tiempo que actúa como un estímulo para la producción de productos locales, como la gastronomía, entre otros.

 

Para el Gran Caribe es importante promover las iniciativas en el campo del turismo comunitario desde dentro de la región. En este particular se pueden citar varios ejemplos exitosos, como es el caso de Jamaica, donde la Red de turismo comunitario “Country Style” y el programa “Unique Jamaica” han logrado implementarse triunfalmente con el propósito de promover el turismo comunitario en la propia Jamaica y a escala internacional, ofreciendo a los visitantes una experiencia comunitaria diversa durante sus vacaciones[3].

 

Fuera de las fronteras del Gran Caribe, Ecuador se alza como uno de los países más desarrollados y reconocidos que practica el turismo comunitario. Existen allí más de 100 experiencias comunitarias, además de recursos de entrenamiento, que se han derivado de las propias empresas de auto-gestión de las comunidades, además del apoyo que se ha recibido de las agencias de cooperación internacional, organizaciones no gubernamentales, fundaciones sin fines de lucro y el sector público.

 

Por último, se han desplegado enormes esfuerzos para definir las modalidades de turismo que responden a los impactos negativos en las economías nacionales y los recursos naturales. El turismo comunitario es uno de esos turismos de nicho que brinda beneficios para minimizar los impactos negativos y contribuir a que los miembros de las comunidades se involucren en la protección de su patrimonio cultural y natural, además de sacar provecho de forma directa de la actividad turística que se genera. 

 

Con el propósito de apoyar todas las iniciativas en curso, la Asociación de Estados del Caribe (AEC), con el mandato de la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) celebró la Reunión de Organizaciones Regionales de Turismo, en cuya Agenda figuró como punto central el Turismo Comunitario como vía para el desarrollo de las comunidades étnicas, indígenas y rurales en los países de la región. Entre los resultados de este encuentro se puede citar la propuesta para la creación de una Red Regional de Iniciativas de Turismo Comunitario en América Latina y el Caribe, la cual intercambiará información sobre los diferentes proyectos en la región y su promoción como una opción de viaje. En esta reunión estuvieron presentes representantes de la Organización Mundial de Turismo (OMT), la Secretaría de Integración Turística Centroamericana (SITCA), quienes hicieron patente su compromiso de apoyo a la AEC para llevar adelante esta iniciativa. El encuentro estuvo presidido por el Encargado de Negocios de la Embajada de Costa Rica, país que en ese momento ocupaba la Presidencia Pro Témpore de la CELAC.



[1] Rocío del Carmen, Documental “Tourism and Community Involvement XXI Century” (El Turismo y la Participación de la Comunidad en el Siglo XXI), presentado en la Universidad Autónoma de México.

[2] Mercedes Silva, Seminario sobre Turismo “Maximizing the benefits of tourism through Community Development” (Máximo aprovechamiento de los beneficios del turismo a través del Desarrollo Comunitario).