Observaciones del Secretario General en la Reunión del Comité Especial sobre la Reducción del Riesgo de Desastres

S.E. RODOLFO SABONGE

SECRETARIO GENERAL DE LA AEC

Puerto España 27 de julio de 2021

 

  • Su Excelencia Embajador Arthur Williams, Alto Comisionado de Jamaica en la República de Trinidad y Tobago  y Presidente del Comité Especial de la Reducción del Riesgo de Desastres
  • Integrantes de la Mesa Directiva del Comité Especial de Reducción del Riesgo de Desastres
  • Embajadores de los Estados Miembros y Miembros Asociados de la AEC, 
  • Distinguidos representantes de nuestros socios, Invitados especiales damas y caballeros, 

 

Buenos días. Sean bienvenidas y bienvenidos a la Vigésimo novena Reunión del Comité Especial de la Reducción del Riesgo de Desastres, que por segunda ocasión se celebra de manera virtual, debido a la pandemia ocasionada por el COVID-19.

Es un honor participar en tan relevante reunión por primera vez como Secretario General de esta distinguida organización, encomienda que asumí hace 8 meses, durante los que he observado una pequeña muestra del impacto de los desastres en nuestra región. 

La recurrente presencia de fenómenos naturales, los efectos ya visibles del cambio climático, aunados a la vulnerabilidad construida históricamente en diferentes grupos de población, el mal manejo de desechos, la degradación ambiental, el escaso o en algunos casos nulo ordenamiento territorial, entre otros factores, hacen del Caribe una región con un alto riesgo de desastres.

Los huracanes, sequías, tormentas, sismos, los deslizamientos de laderas y los han afectado a todos nuestros países. Como ya lo señaló el Presidente de la Mesa Directiva, hace solo 3 meses se incrementó significativamente la actividad del volcán Le Soufriere en San Vicente y las Granadinas; no obstante, el trabajo oportuno de monitoreo y alertamiento a la población permitieron llevar a cabo una complicada movilización, salvaguardando así la vida de miles de ciudadanos justo en un escenario complejo a causa de la pandemia ocasionada por COVID-19, lo cual merece un reconocimiento, pues se actuó de manera preventiva, comprobando la relevancia de los Sistemas de Alerta Temprana. 

Actualmente estamos en medio de una activa temporada de huracanes. Durante los primeros días del mes de julio, el huracán Elsa afectó Barbados, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía, Jamaica y Haití, lo cual nos recuerda que los ciclones tropicales estarán presentes en nuestra región todos los años.

Ya no podemos caracterizar a los fenómenos naturales como cisnes negros, o sea eventos de poca probabilidad y alto impacto.  De ahí que la reducción de riesgos por desastres parte de una premisa, y es que debemos saber que los fenómenos naturales van a ocurrir, posiblemente cada vez con mayor frecuencia, y con mayor impacto.  La preparación para reducir los riesgos comienza con alertas tempranas, planes de emergencia, ejercicios de práctica, desarrollo de capacidades y competencias, aplicación de mejores prácticas y diseño y utilización de nuevas codificaciones de construcción de viviendas, infraestructuras viales, puentes, barreras de protección, y canalización de ríos y quebradas.  Todo ello es parte del nuevo orden en que vivimos. 

Pero adicionalmente debemos ahora incluir temas como desastres por pandemias pues la comunidad científica nos ha indicado que es muy probable que vivamos con esta pandemia o sus variaciones por muchos años más.  Este tipo de desastres también conlleva la aplicación de protocolos de alerta, adecuación de los sistemas de salud, capacitación, estrategias de comunicación, educación de la población, etc.  Y es importante señalar que estamos en la era de la desinformación en que la población le da más credibilidad a las redes sociales que a la información oficial proveniente de las fuentes gubernamentales y científicas.  

Todo eso hace más complicada la reducción de riesgos pues para que sea efectiva, requiere de la interacción oportuna y eficiente de entidades gubernamentales, privadas, y de la participación activa de la sociedad civil.  

Más del 75% de los desastres actuales son de origen hidrometeorológico, es decir, están relacionados con la presencia o ausencia de agua, lo cual apuntala que debemos enfocarnos en aumentar la sostenibilidad y la resiliencia de las sociedades, para fomentar el desarrollo sostenible de la región.

Es por ello que consideramos que la reducción del riesgo de desastres puede promover una temprana adaptación al cambio climático, pues se convierte en una estrategia para adaptarse a la variabilidad climática actual y a los eventos extremos, es decir, la reducción de riesgos ofrece una forma de abordar algunos de los obstáculos económicos, políticos, sociales, tecnológicos e institucionales para desarrollar el potencial total de adaptación. 

Actualmente, debemos llevar a cabo acciones congruentes con la situación que enfrentamos en todo el mundo. Necesitamos centrarnos en objetivos más ambiciosos para mitigar y adaptar esta realidad. Para ello, y como lo hemos mencionado en diversas reuniones, no tenemos que reinventar la rueda. Busquemos fomentar la cooperación técnica internacional, compartir buenas prácticas y echar a andar la maquinaria para que los actores se sumen y trabajemos juntos en un Caribe más seguro y resiliente ante los desastres. 

Hago un llamamiento para que todos los miembros de esta asociación participen y enriquezcan nuestra propuesta de Plan de Acción de 2022-2024 y, con ello, construyamos un mejor futuro en esta región. Por mi parte, presentaré una propuesta de dirección estratégica general relacionada con la Reducción del Riesgo de Desastres, a fin de que cuenten con información que nos permita tener una discusión amplia, respetuosa e incluyente.

Debemos reducir la pérdida de vidas en desastres, con herramientas como sistemas de alerta temprana, la preparación y evacuaciones más eficientes.  Todo esto es imprescindible en nuestro esfuerzo de aliviar el sufrimiento humano y disminuir el número de personas afectadas, considerando que los desastres no diferencian sectores o clases sociales ni fronteras.

Por supuesto, un problema común requiere colaboración, coordinación y acción concertada. Aprovecho este momento para dar las gracias a nuestros socios y sobre todo a los presentadores. Nos emociona poder escuchar las presentaciones del Instituto de Investigaciones y de Estudios sobre Alertas y Riesgos, A.C, del Fondo de Seguros de Riesgo de Catástrofes del Caribe (CCRIF-SPC) y del Centro Logístico Regional De Asistencia Humanitaria (CLRAH) de Panamá y de ARISE México.

Podemos estar prevenidos y preparados. Nuestra sociedad puede ser diversa, pero todos somos seres humanos que compartimos el Mar Caribe como un preciado bien común. Los invito a participar para construir un Programa de Trabajo acorde a los derroteros que enfrentan nuestros países. Aprovechemos la oportunidad de dejar un mundo mejor a las próximas generaciones. Gracias

Sobre la AEC

La Asociación de Estados del Caribe es la organización para la consulta, la cooperación y la acción concertada en la esfera del comercio, el transporte, el turismo sostenible y los desastres naturales en el Gran Caribe. Sus Estados Miembros son Antigua y Barbuda, Las Bahamas, Barbados, Belice, Colombia, Costa Rica, Cuba, Dominica, República Dominicana, El Salvador, Granada, Guatemala, Guyana, Haití, Honduras, México, Jamaica, Nicaragua, Panamá, St. Kitts y Nevis, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Surinam, Trinidad y Tobago, y Venezuela. Sus Miembros Asociados son Aruba, Curazao, (Francia, en nombre de Guyana Francesa, San Bartolomé y San Martín), Guadalupe, Los Países Bajos, en nombre de Bonaire, Saba y Sint Eustatius, Martinica, Sint Maarten, Islas Turcas y Caicos.